Bitácora N.3
Interior - Tarde - Mi habitación.
Hace poco soñé que era viernes -es extraño dar con una fecha en específico cuando no es ese día en la realidad-. Ese viernes al parecer decidí trabajar hasta tarde, dos horas más tarde para ser exacta, pero no porque estuviese siendo productiva, sino porque estaba realmente aburrida. Cuando vi la hora mentalicé el postergar mis tareas -de nuevo- hasta el lunes, pensé que el tiempo transcurría muy rápido y aún así decidí levantarme de mi escritorio para descansar. Luego de eso estuve hablando con mi hermana, solemos pasar todo el tiempo juntas últimamente, así que tenía todo el sentido del mundo que en el sueño también lo hiciéramos, se sentía muy real. Fue entonces cuando comenzaron a aparecer mariposas en todas partes, revoloteando por doquier, como si alguien hubiese dejado el ventanal del balcón abierto y ellas hubiesen encontrado en mi hogar su confort, para ese entonces ya no estábamos en mi residencia sino en la de mi papá, en mi ciudad natal, el escenario se moldeaba a ser otro sin que me diera cuenta.
A mí me dan miedo las mariposas, los insectos en general. Había una en específico que me estaba persiguiendo por todas partes, yo corría de un lado a otro rogando que me dejara en paz, ella solo me seguía de un lado a otro, a donde iba habían mariposas, mariposas de colores vivos y bonitos, mariposas grandes, delicadas, mariposas monarcas. Cuando ingresé al cuarto de mi papá a refugiarme, divisé arañas negras en su baño, me generó un pavor tremendo, no podía ingresar, estaba inmóvil, entonces atiné a alejarme y a tomar lo que fuese que necesitaba tomar a pesar del miedo. También, en su cama, había una especie extraña de entidad, una estructura tenebrosa de color negro birllante como el látex empezó a moverse, como si en lugar de músculos fuesen los huesos quienes tuviesen que quebrarse; en ese momento corrí con mi mamá a preguntarle qué carajos era eso, ella comenzó a reír de manera juguetona: al parecer era algo que solo ella entendía porque lo había creado, tomó la escultura, le abrió del lado de sus púas -en lugar de dientes, la cosa espantosa tenía picos negros y cremalleras-, de ahí salió un hombre pelirrojo de ojos verdes, incluso se parecía a la pareja de una de mis amigas. No le presté mucha atención a ese evento extraño, le jugué una trampilla a la mariposa e ingresé a otra habitación, una que solía ser mía cuando vivía allí, dentro estaba mi otra hermana al parecer usando a escondidas una de mis tarjetas sin permiso, quería comprarse algo para ella lo cual me pareció un robo total, cuando le dije eso adoptó una actitud descarada.
El sueño terminó ahí. Desperté con las ganas de ir al baño, y con un sentimiento extraño de que mi mente me estaba queriendo comunicar algo.
Suelo darme cuenta de algunas cosas de mí por medio de los sueños, la última vez soñé que me estaba subiendo a un autobus que poseía una ruta distinta a la mía pero que aún así disfrutaba el trayecto porque sabía que tarde o temprano podía bajarme y tomar la ruta que era. El territorio no era tan desconocido después de todo, una vez soñé también con una ruta incorrecta del autobus, solo que ese sueño fue melancólico, no reconocí ninguna de las calles, incluso estaba anocheciendo esa vez, fue un día frío. Esta vez no. Estaba de día, con el sol brillante otorgando una tarde soleada, y yo interactuaba con las personas, me reía, conocía gente nueva, les ayudaba.
Me encuentro en un momento de mi vida donde están ocurriendo muchas cosas, donde también siento que estoy haciendo bastantes cambios. Creo que me estoy resistiendo al cambio porque por mucho tiempo mi vida fue la misma, esa es la conclusión de mis sueños. Se vienen decisiones que debo tomar, decisiones grandes, oportunidades buenas para mí. Incluso si me da miedo el hecho de saltar, debería hacerlo de todas maneras, apegarme a esa decisión, y disfrutar el trayecto, tomar lo que la vida me está dando, agradecerlo, disfrutarlo. Mi núcleo considero que lo componen mi mamá y mis dos hermanas, siempre hemos sido nosotras, quizás por eso las vi reflejadas ahí. Simbolizan las partes de mi interior que debo organizar, abrazar, y soltar. Supongo que la casa me representa a mí, a mi identidad, y la estructura espeluznante es eso de mí que no deseo ver, pero que debo destapar para que no siga generando espinas.
Últimamente anhelo descubrirme con más y más fuerza, quiero invertir y creer en mí, quiero salir al mundo, salir de mi mente. Quiero reír mucho, bailar mucho, comer mucho, besar mucho, y amar mucho. No solo en una gran cantidad, sino también hacerlo bien. Me encanta sentir que todavía soy capaz de todo eso y más.
Esta vez suena Northern Sky de Nick Drake.
P.D. ¿Uno sabe que amó mucho por lo mucho que odia, o uno odia cuando sabe que amó?
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