Hace unos meses solía sentirme adormecida gran parte del día, no estaba habitando ese espacio sino uno de ensueño. Era una sensación letárgica en donde mi mente nunca estaba presente, luego caía la noche y no lograba dormir para nada. Mi vida continuaba, de todas formas, mis días pasaban sin compasión ni misericordia, era una tarea compleja conciliar el sueño en la madrugada, y en las mañanas ni siquiera sentía ganas de moverme de la cama: trabajaba en automático en lo que poco a poco mi rendimiento empeoraba, quizás por la ansiedad que cargaba después de la ruptura con Dolores, quizás por el agotamiento mental que me estaba quemando. En esas noches de insomnio lo que hacía era intentar explorar canciones que me relajasen, canciones donde no tuviera que intelectualizar nada sino dejarme sentir, y que, al mismo tiempo, me permitieran reflexionar sobre lo que estaba ocurriendo a mi alrededor, que me aterrizaran en el ahora. Muchas lograron su cometido, otras me devolvieron ese manojo de nervios que tanto estaba evitando enfrentar, y me susurraban que sanar no era lineal.
Fue así como acabé dejando comentarios en los videos de estas canciones como un método de expresión, una manera de sacar lo que tenía dentro sin que tuvieran que llegar a su destino. No me importaba si alguien más leía, en realidad no era la intención, solo deseaba hablarle al fantasma que nunca se hizo presente en mi vida, dejarle algún recado a manera de reseña. Quería darle forma y color a ese dolor que me consumía los órganos aunque me era insufrible hablar de ello.
La primera que recuerdo haber hecho fue a medidados de enero, en la canción The Trip, de Still Corners.
Esta, por ejemplo, fue en Drive, de Paradise Motel. También en enero. Dos días después. Tiene un "like". Alguien lo leyó.
En febrero llegó este, en High, de James Blunt.
El último fue en Marzo. En What sound, de Lamb. Para este entonces, mis palabras se iban agotando de nuevo, y decidí que a lo mejor debía dejar de hacerlo, porque ya no tenía nada más qué decir, porque ya mi perspectiva de ella había cambiado bastante.
Las letras de las canciones poco importaban, yo lo que buscaba era contención, por eso acabé creando una lista de reproducción donde añadiera sonidos que me generaran la misma sensación de sosiego:
Solo hay cenizas de lo que antes ardió, y yo me convertí en el pucho medio arrugado que la desprende a medida que se va consumiendo, es la mejor manera de sangrar para uno mismo.
La portada es una propia que saqué en el metro. Porque hay momentos en donde me siento estación.
Supongo que lo mejor de este viaje es poder ver todo con mayor claridad ahora mismo. Casi seis meses después. No sé lo que siento con exactitud, pero sé lo que necesito en mi vida, eso lo he tenido claro desde que partí de su lado. Sé lo que debo hacer para seguir adelante. Empecé a soltarle de a poco en ese entonces, lo que ella me hizo era el empujón que necesitaba para arrancarme los estragos de una aflicción casi patológica. Cuando me hizo daño me di cuenta: ya no tenía razones para seguirlo intentando. Eso me decía mucho... El dolor y la decepción eran más grandes que el amor que podría estarle teniendo. Anoche me despedí definitivamente de su persona, solo que ella nunca lo supo.
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