Bitácora N. 8
Aún me repongo de los estragos de Mayo, me pareció eterno, como si me hubieran metido tres meses en uno. A destacar resalto muchos acontecimientos, como por ejemplo que leí cuatro libros, dos de ellos en una misma semana:
*Stuart, A Life Backwards de Alexander Masters.
*The Hunger Games y *Catching Fire de Suzanne Collins.
*Fahrenheit 451 de Ray Bradbury.
Para el primer libro, le escribí al autor en una de sus redes sociales, contándole lo que me había conmovido con la historia, que es acerca de una persona real que él conoció, y me respondió. Aquel hecho me hizo muy feliz.
Recuento:
En Mayo fui a cine dos veces (vi Thunderbolts* y Lilo & Stitch, la última con mi hermana). Asistí a un afrofestival con Lady Di. Me enfermé por segunda vez de una infección que no me daba hacía un año (hasta el día de hoy sigo tomando medicamentos para eso). Fui a un restaurante asiático que me gusta muchísimo por sus cócteles, a pesar de que no puedo beber una gota de licor por los antibióticos. No he bebido alcohol desde hace un mes precisamente porque he estado saltando de enfermedad en enfermedad (no hay mal que por bien no venga). Hice nuevos conocidos. Abrí otro blog para hablar de mi hermana. Re-abrí mis redes sociales. Tuve crisis existenciales que me hundieron dos veces y llegué a la conclusión de que tengo un impedimento crónico en el que no puedo estar alegre más de tres días seguidos, al menos ese es el récord de alegría, tres días. Ni siquiera felicidad, esa solo la sentí una vez en todo el mes. Pensé en Dolores a diario de manera ansiosa (cosa que ya se ha calmado bastante), pero no sucumbí en ningún momento a esa desesperación. No he sucumbido en todo este tiempo. Me topé con blogs nuevos, esperando que nadie nunca se tope con el mío (mentira). Me hice un montón de planes, no cumplí ni uno. Me reinventé un montón de veces, cada semana era una nueva.
Viendo hacia atrás, puedo valorar el mes que fue, todo lo que viví, pero experimentarlo de primera mano fue otra cosa muy distinta, se sintió como una montaña rusa de vueltas empinadas y mortíferas, aunque he aprendido a aguantar la respiración, a cerrar los ojos, a mantener la calma. Hasta ahora me recupero de las náuseas, requiero de medicina y ternura para remendar los daños colaterales. Supongo que de eso se trata la vida: de atravesar el tiempo como si de un campo minado se tratara, resultar invicto al final, pero magullado, y distinto.
A veces, cuando siento que estoy detestando un poco mi vida, me gusta recordarme que estoy viviendo la mayoría de cosas que quería para mí en mi adolescencia, y entonces intento levantarme un poco.
P.D. Seguiré levantándome las veces que sea necesario, pero a veces, también es reconfortante dormir en el piso. Suena Possibly Maybe de Bjork al fondo.
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